Contadora Tamara Vinitzky
KPMG Argentina

Tamara es Contadora Pública. Desde 1998 Trabaja en KPMG, donde se desempeñó en auditorías de empresas multinacionales y nacionales, tanto públicas como privadas. Actualmente, como Socia a cargo de Clientes y Mercados, es responsable de ejecutar la estrategia comercial de KPMG Argentina trabajando junto a líderes de la región.

Asimismo, es responsable del diseño y la implementación del plan de Marketing y Comunicaciones de la Firma. Tiene a su cargo el área de Diversidad e Inclusión de KPMG Argentina y también lidera el Women Corporate Directors (WCD) Argentina, fundación global de mujeres ejecutivas que promueve la diversidad en los directorios.

Hablamos con Tamara Vinitzky
"El Covid funcionó como un gran acelerador de procesos de cambio"
Buenos Aires Octubre 07, 2020 por María Sol Fabi | NUEVOS PARADIGMAS

Analizamos junto a Tamara Vinitzky los cambios que la pandemia dejará en el mundo de los negocios y las oportunidades que se abren para quienes estén atentos a descubrirlas. "El que lo ve primero y se adapte más rápido, golpea dos veces", asegura. También charlamos sobre la presencia femenina en la conducción de las empresas  y qué falta para que más mujeres accedan a la mesa chica de las compañías.

¿Qué impacto tuvo la pandemia de Covid en tu área? 

Como líder de estrategia comercial y mirando desde KPMG, hoy más que nunca tenemos la necesidad de velar por poner al cliente en el centro. Si bien esa siempre fue una de las claves de la empresa, nunca fue tan importante hacer realidad ese mensaje.

Debemos tener la inteligencia de ver cómo cambió la necesidad del cliente de mi cliente para poder ver cuál es su core business hoy en día, porque todo cambió. Si no mirás ágilmente cómo cambió la necesidad de tu cliente estás muerto y si no adaptás tu negocio a esa necesidad de tu cliente. El negocio de todos cambió y el que lo ve primero y se adapta más rápido, golpea dos veces. Hay que escuchar más y tener los ojos abiertos porque todas las empresas cambiaron. No hay una que esté estática.

Te pongo tres ejemplos:

El primero, una empresa que vende online, de e-commerce, que floreció más de lo que ya estaba. Hoy esa empresa tiene una necesidad distinta que la que tenía hace un año. Le va mejor que antes, pero si creció muy rápido tal vez ahora precisa ayuda para asegurarse que no le penetren las redes, o necesita ver cómo hace para distribuir sus productos porque le aumentaron mucho las ventas

Después, están las empresas que se tienen que reconvertir, como las hoteleras o de turismo. Si me quiero acercar a una empresa como esa tengo que buscar cómo ayudarla a reconvertirse, a generar un negocio nuevo o a reestructurarse

Y por último, compañías como nosotros o los bancos, que tuvieron que readaptarse a sus clientes pero que siguieron funcionando desde el día uno. Los bancos tuvieron que reconvertir los espacios y mejorar su home banking. 

Los negocios cambiaron y nosotros tenemos que ser los primeros en estar atentos y ver cómo adaptamos el nuestro. En esta nueva normalidad, perdimos cosas como el contacto humano, pero desde el punto de vista de los negocios aparecen oportunidades. Solo hay que saber verlas.

 

¿Y cuáles son esas oportunidades?

Creo que lo primero que nos va a dejar este contexto es darnos cuenta de que constantemente hay que buscar salir de la zona de confort. Por ejemplo, en KPMG pudimos hacer todos home office de un día para el otro y ni nosotros mismos sabíamos que podíamos hacerlo. Si hace un año nos planteaban esta posibilidad, nos iba a parecer una locura.

También todos descubrimos que la tecnología es una gran aliada y una necesidad, que para innovar necesitas la tecnología, pero a la vez la innovación es mucho más eso. En este sentido, pienso que el Covid funcionó como un gran acelerador de procesos de cambio. Hay un montón de situaciones que se dieron, como la del home office, el colegio virtual y las recetas electrónicas para medicamentos, que si no se hubiese dado esta situación seguramente no se hubieran implementado, no se creían factibles. Por ejemplo, que la receta digital para remedios se pueda enviar por mail o Whatsapp se podría haber hecho hace muchos años, sin embargo, tuvo que pasar una pandemia como esta para que finalmente se implementara. Hay un antes y después con estas cosas, que creo ya no van a volver para atrás.

Otro ejemplo, las compras por internet llegaron para quedarse. Pienso que los shoppings van a tener que reconvertirse y achicarse porque hay cosas que te adaptaste a comprar online y ya no tenés ganas de perder ese tiempo en ir hasta la tienda física. Lo mismo pasa con el Real State… Hoy el microcentro está semi vacío y no va a volver a ser igual que antes, ni siquiera cuando haya una vacuna para el coronavirus, porque las empresas ya vieron que su personal puede hacer home office y que así reducen costos, que la gente está más contenta porque se ahorran el tiempo de viaje y gastan menos… Así que las empresas de Real State del centro van a tener que repensar su negocio. Si analizamos rubro por rubro, todos tuvieron cambios importantes y muchos de ellos van a permanecer.

 

Dada tu experiencia en diversidad tanto en KPMG como en la WCD, ¿Crees que la pandemia genera algún cambio u oportunidad para que las mujeres accedan a puestos jerárquicos?

Desde KPMG hacemos un estudio sobre las mil empresas de mayor facturación y el porcentaje de mujeres en directorios. Y el número de mujeres en directorio viene estático. En los últimos años en Argentina ese porcentaje está cerca del 10% y la aguja no se mueve. Este contexto no tiene un impacto en sí, pero ocurre que en general, por cuestiones culturales, en los hogares la mayoría de las responsabilidades las toma la mujer. Si me preguntás mi opinión, te diría que las mujeres se ven perjudicadas porque son multitasking. Hoy se habla de que en todos lados las personas están trabajando en promedio un 20 por ciento más y que cuesta frenar ese ritmo y en este escenario las mujeres resultan más afectadas.

Si analizamos los países donde se ha manejado mejor la pandemia, vemos que la mayoría están dirigidos por mujeres. Y ahí sí, en línea con lo que pienso y vengo estudiando del tema, mujeres y hombres tenemos características diferentes, ni mejores ni peores, distintas. Ponemos el foco en cosas distintas. Para mí, la diversidad, la presencia de hombres y mujeres, en la mesa chica de decisiones es una necesidad. Justamente por sus diferencias en sus modos de pensar, se generan resultados más ricos y rentables para los negocios.

No creo que el Covid sea un acelerador de la diversidad en las empresas o que ayude a que las personas que están en los puestos de decisión de las compañías, que son un 90 por ciento hombres, vean el valor agregado de sentar a mujeres en la mesa chica de las decisiones. Pero sí que puede ser una oportunidad.

En KPMG todos los años hacemos un estudio a nivel internacional, que se llama CEO Outlook, con tres o cuatro preguntas a hombres y mujeres. Lo hicimos antes de a  pandemia y los resultados fueron súper gráficos: a las mismas preguntas, las respuestas de hombres y mujeres eran completamente distintas.

Los hombres ponen el foco en cuidar el negocio actual, en las nuevas tecnologías y en las inversiones duras. Y las mujeres ponían el foco en lo nuevo, en los negocios online, en las capacidades de sus colaboradores… Lo interesantes es que cuando ves esas respuestas te das cuenta de lo importante que es tener en la misma mesa, al hombre que piensa en la tecnología, que hoy es clave, junto a la mujer que piensa en sus colaboradores, que hoy en la pandemia es central, y a la mujer que piensa en los negocios online. Ni uno ni otro… los dos.

¿Qué falta para que las empresas opten por darle lugar al talento femenino en puestos jerárquicos?

Como país y como comunidad de negocios en general, hacen falta decisiones que impacten en los negocios. Por ejemplo, que sea un requisito del organismo de contralor que las empresas tengan que explicar por qué no tienen mujeres en el Directorio. Esto en España tuvo muy buenos resultados, ya que en cinco años la presencia de mujeres en directorios subió un 10 por ciento, de 17 a 27 puntos.

Hay acciones concretas que se pueden hacer y que generan sacudones. Porque, hay una realidad, para que alguien ocupe un lugar, otra persona debe dejarlo. Y nadie quiere dejar esos sillones, en su mayoría ocupados por varones. También hace falta capacitar a esos varones para que puedan ver el valor agregado de incorporar mujeres y eso es una responsabilidad de la comunidad de negocios en su conjunto.

También está nuestra responsabilidad, la de las mujeres que ya ocupamos esos roles, de tratar de generar políticas internas en nuestras compañías para sostener y acompañar a las mujeres en los momentos en que nos quebramos y queremos dejar todo, que generalmente están asociados con la maternidad. Se pueden conjugar las dos cosas. Hay que trabajar mucho internamente para ayudar a estas mujeres. Cuando yo tenía esa edad, no tuve a nadie que me ayudara en ese sentido, pero creo que hoy sí. Podemos y tenemos que hacerlo.

Y también está la responsabilidad de cada una de nosotras, no de las que ya llegamos, sino de las que están en carrera. Hay que animarse. Creo que hay algo que en general nos cuesta más a las mujeres que es arriesgarse, lanzarse a ese puesto para el que tal vez no tenés el 100 por ciento de las calificaciones, pero que los hombres se lanzan y las mujeres no. Otra cuestión clave es hacer networking, los hombres lo hacen muy bien y las mujeres lo hacemos, ya que -antes de la pandemia- después del trabajo salíamos corriendo para nuestras casas. Allí es donde están las personas claves, tenés que estar. Buscá la manera, deja los chicos con tu marido o con tu mamá, pero tenés que estar. El relacionamiento es fundamental y eso se hace de la puerta de la oficina para afuera.

 

Respecto a estas políticas que mencionabas para fomentar la presencia de mujeres en directorios, como -por ejemplo- los cupos femeninos, ¿No crees que hay una contradicción?

A mí el Cupo femenino también me generaba contradicción, pero cambié mi opinión a partir del COVID. Yo entré a KPMG como junior, nunca nadie me regaló nada y todo lo que conseguí fue por mérito. Pero me planteo que algo hay que hacer porque, así como estamos, las cosas no cambian. Año tras año, los números no se mueven. Claramente, este no es el camino. No sé si la solución es un cupo, pero medidas como las que se aplicaron en España incomodan y hacen que las empresas deban explicar el por qué no hay mujeres en los directorios. En EE.UU. hay fondos de inversión que no ponen plata en una compañía si no hay mujeres en sus directorios. Entonces, los accionistas empiezan a exigir que se incorporen mujeres para conseguir esas inversiones. No son cupos, son distintas presiones que se van ejerciendo que generan impacto en los que están sentados en las sillas de poder, que se empiezan a plantear que necesitan incorporar una mujer o que van a tener dar explicaciones o perder inversiones. Ahí, el Presidente del Directorio de esa compañía tiene dos opciones: pone a su mujer, su hija o su secretaria o busca cuál es la mujer mejor calificada para que lo ayude a gestionar y seguir ganando negocios y, a su vez, mantener a esos inversionistas que se iban a ir. No tengo dudas que va a elegir la segunda opción. Va a salir a buscar a esa mujer calificada que tendría ese puesto por mérito, porque tiene las condiciones y el talento, pero que hasta ahora no hubo nada que lo presionara a buscarla.

Esto pasa en Argentina. Hoy en WCD tenemos una red de mujeres que son "Número 1" indiscutidas. Somos una base confiable para los head hunters. ¿Sabés la cantidad de veces que me llaman para preguntarme si tenemos una mujer para un directorio con estas características y les doy una candidata? Y cuando les doy el dato me dicen: “Yo la conozco, pasa que no me acordaba”. Eso ocurre porque hay un sesgo en las búsquedas y porque las mujeres tenemos un perfil más bajo, estamos más guardadas.

Mi cabeza cambió cuando salí al mundo y me di cuenta de que la cuestión va más allá de la dicotomía “cupo sí o cupo no”. En todos los países que tienen más de un 30 por ciento de mujeres en los directorios es porque hicieron algo y no porque se sentaron a esperar que las cosas cambien por el paso del tiempo. Eso te lo garantizo. Hay que trabajar para el cambio y eso no quiere decir que la que ocupe ese lugar no se lo merezca. Además, ¿alguna vez alguien se preguntó si los hombres que ocupan ese sillón están ahí porque se lo merecen? Porque de eso no se habla.

 

 

Contadora Tamara Vinitzky
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Tamara es Contadora Pública. Desde 1998 Trabaja en KPMG, donde se desempeñó en auditorías de empresas multinacionales y nacionales, tanto públicas como privadas. Actualmente, como Socia a cargo de Clientes y Mercados, es responsable de ejecutar la estrategia comercial de KPMG Argentina trabajando junto a líderes de la región.

Asimismo, es responsable del diseño y la implementación del plan de Marketing y Comunicaciones de la Firma. Tiene a su cargo el área de Diversidad e Inclusión de KPMG Argentina y también lidera el Women Corporate Directors (WCD) Argentina, fundación global de mujeres ejecutivas que promueve la diversidad en los directorios.

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